¿Te has parado a pensar en el aire que respiras cada día en tu lugar de trabajo? Porque aunque no lo veas, está ahí. Entra por los conductos, recorre pasillos, atraviesa oficinas y, si no se mantiene como es debido, también puede arrastrar consigo polvo, bacterias, humedad, y un largo etcétera que no suena nada bien.
Mantener los conductos de aire limpios no es solo una cuestión de eficiencia energética o de evitar averías, que también, pero sobre todo es una cuestión de salud. De bienestar. De calidad de vida.
Hoy queremos contarte por qué el mantenimiento preventivo de los sistemas de climatización es tan importante. Te explicamos qué puede pasar si se deja de lado, cada cuánto conviene revisarlos y por qué confiar en una empresa de limpieza profesional es la mejor decisión si quieres respirar tranquilo.
¿Qué es el mantenimiento preventivo en sistemas de climatización?
El mantenimiento preventivo es como una visita al médico para hacerte un chequeo. No esperas a encontrarte mal, simplemente te adelantas. En los sistemas de climatización, esta prevención es clave para que todo funcione como debe, durante más tiempo y sin sustos.
¿En qué se traduce esto en el día a día? En revisiones periódicas, limpiezas profesionales planificadas y pequeñas intervenciones que permiten mantener los conductos de aire en buen estado. Sin acumulaciones indeseadas ni sorpresas desagradables…
En oficinas, fábricas, centros comerciales o cualquier lugar con un flujo constante de personas, estos sistemas trabajan a diario sin descanso. Y como cualquier maquinaria que se usa de forma intensiva, necesita mimos. O lo que es lo mismo, un buen plan de mantenimiento y limpieza.
Riesgos de no realizar una limpieza regular
Dejar que pase el tiempo sin limpiar los conductos de aire es un poco como cerrar los ojos esperando que nada pase. Pero lo cierto es que, poco a poco, ese descuido va dejando huella.
Acumulación de polvo, humedad y bacterias
El polvo no descansa. Y cuando se acumula en los conductos junto con humedad o residuos orgánicos, el cóctel puede convertirse en un paraíso para bacterias, hongos o moho.
¿Y qué pasa después? Que ese aire, el mismo que viaja por los conductos y que respiras cada día, se convierte en un vehículo para alérgenos, malos olores y posibles problemas respiratorios.
Es entonces cuando empiezan los estornudos inesperados, los ambientes cargados, las quejas del equipo porque el aire huele raro, y todo por no haber revisado algo que no se ve, pero que está ahí.
Protocolos recomendados y periodicidad
Sabemos que en el día a día todo va a mil por hora, y que este tipo de tareas suelen quedar relegadas para cuando haya tiempo. Pero justo por eso existen protocolos que nos ayudan a saber cuándo toca actuar.
Aquí te dejamos algunas pautas generales:
- Oficinas y espacios administrativos: una inspección al año es un buen punto de partida. La limpieza completa, cada 2 o 3 años, dependiendo del uso.
- Fábricas y entornos industriales: aquí la cosa se intensifica. La recomendación es limpiar cada 6 o 12 meses, sobre todo si el aire se carga con partículas o sustancias propias del trabajo diario.
- Lugares con normativa sanitaria específica: en estos casos, no hay margen de improvisación. Hay que cumplir los protocolos de higiene que marca la normativa vigente.
Y, por supuesto, hay momentos en los que una limpieza no puede esperar:
- Tras una obra o reforma.
- Si hay olores extraños circulando por el sistema.
- Cuando aparecen humedades o moho.
- Si hay personas que empiezan a notar molestias respiratorias sin causa aparente.
Lo ideal es llevar un control, con sus fechas, informes y observaciones. Así es mucho más fácil anticiparse a los problemas y no dejarlo todo para el último momento.
Servicios profesionales para conductos en oficinas y fábricas
Ahora bien, una cosa es cambiar un filtro o aspirar una rejilla, y otra muy distinta es hacer una limpieza profunda de los conductos. Para eso, hace falta técnica, herramientas específicas y experiencia.
En Limpsema, empresa de limpieza en Murcia, trabajamos precisamente para eso, para que no tengas que preocuparte por lo que no se ve, pero sí se respira. Nuestro equipo analiza, limpia y desinfecta cada sistema con mimo y con precisión, utilizando equipos de inspección con cámara, sistemas de cepillado mecánico, aspiración de alta potencia y productos homologados para desinfección.
Todo esto lo hacemos adaptándonos a tu horario, sin interrumpir tu actividad, y entregándote un informe completo con imágenes y datos de todo el proceso. Porque la transparencia es igual de importante que la limpieza.
Además, cada instalación es un mundo. No es lo mismo un despacho que una nave industrial. Por eso, ajustamos cada servicio de limpieza a tus necesidades concretas, cumpliendo siempre con las normativas y garantizando un resultado duradero.
¿Te gustaría asegurarte de que el aire de tu empresa es realmente limpio?
En Limpsema podemos ayudarte a conseguirlo. Llámanos o escríbenos y diseñaremos contigo un plan de mantenimiento a medida.
